sábado, 20 de marzo de 2010

Titulo: Ghostgirl “el regreso”

Autor: Tonya hurley

Biografía:

Tonya Hurley triunfó el año pasado con la novela juvenil Ghostgirl (Alfaguara /Empúries), que narraba las peripecias de Carlotte Usher, una adolescente que se sentía invisible en el instituto y que un buen día pasó a serlo de verdad: se atragantó con un osito de goma y murió. Sin embargo, lejos de preocuparse, la joven aprovechó su nuevo estado para ser mucho más creativa y luchar por lo que siempre había soñado: ser popular. Ahora, un año después, Hurley rescata a los mismos personajes y se adentra en una nueva aventura: Ghostgirl. El regreso (Alfaguara / Estrella Polar). En esta ocasión, Charlotte trabaja en una centralita telefónica del Más Allá atendiendo llamadas de adolescentes con problemas. Una de esas llamadas es de su amiga Scarlet, que se adentra en el mundo de los muertos con la intención de recuperar el alma de su hermana Pétula, que se encuentra en coma después de sufrir un accidente haciéndose la pedicura. Aventuras, amor y mucho humor están asegurados en esta fantasmagórica historia. Como reza la contraportada del libro: “Morirse de aburrimiento no es una opción”.
...aunque se origine en la etapa estudiantil, el sentimiento de invisibilidad puede perdurar durante toda la vida


PERSONAJES PRINCIPALES: Charlotte, Pam y Prue.

PERSONAJES SECUNDARIOS: Coco, Manddy, señor Markon

CONTEXTO HISTORICO: Una vida después de la muerte

CONTEXTO GEOGRAFICO: “el colegio de los muertos” muertologia.



RESUMEN

Morirse de aburrimiento no era una opción. Charlotte ya estaba muerta.
-esto no es vida-gruño Charlotte, lo bastante alto como para que que Pam y Prue, que ocupaban sendos cubículos cercanos, lo oyeran.
Pam y Prue continuaron parloteando muy ocupadas, y Charlotte lanzo a su aparto a una mirada de resentimiento.

Todos los teléfonos, y los cubículos, eran idénticos. De color rojo sangre. Sin teclado, sin posibilidad de marcar una llamada saliente. Solo las recibía.
No es que la llamada la hubiera pillado en el pasillo y no hubiese llegado a tiempo o algo por el estilo. No había sonado jamás.
-quizá este mal conectado – se quejo Charlotte. Tendido sus brazos sobre la mesa y apoyo la cabeza en ellos, como un huevo pálido y frágil arrebujado en un nido.
Pasar día tras día allí sentada, incomunicada, era algo terriblemente frustrante para Charlotte.
-menuda lata ¿he?- dijo Manddy, asomando su encrespada cabeza sobre la división que las separaba.

Charlotte asistió decaída y justo cuando empezaba a armarse de valor para hablar, el teléfono de Manddy sono. Otra vez.

Con todo, trato de mantenerse el rostro impasible, el mas puro estilo de un adolecente de la realeza británica que asiste a un besamanos creyéndose explotado.
Si algo había aprendido era que su conducta importaba, sobre todo si la estaban observando.
Enderezo la espalda, cruzo las piernas a la altura de los tobillos, plego sus huesudos dedos sobre los muslos, frunció los labios en una rigida sonrisita y prosiguió con…la espera.

Charlotte se puso a cavilar, algo que últimamente, hacia con excesiva frecuencia.
Atragantarse con aquel osito de goma y morir en clase lo había cambiado todo, pero no del todo era malo. La muerte hizo posible que madurara como persona mucho más de lo que hiciera su vida. Aprendió a avalorar el trabajo en equipo, el altruismo y el sacrificio gracias a sus compañeros de muertologia, y el apoyo incondicional del profesor Brain. Incluso consiguió ir al baile con Damen y lo más importante, encontró una amiga intima, una alma gemela, Scarlet , una conexión que había estado buscando toda la vida.

La vida en el otro lado no era un mucho menos lo que Charlotte esperaba. Empezó a repasar la lista de lo que se suponía debería ocurrir y no había ocurrido.
A su llega recordó a los chicos de muertologia tuvieron que esperar en una sala monocroma vacía, como la celda de una prisión pero sin abarrotes.
Uno a uno sus compañeros fueron llamados e invitados as traspasar una anodina puerta de acero, como en su vida Charlotte fue la última de todos.
-Usher –le llamo por fin el señor Markov, un hombre que gastaba gafas de concha e iba ataviado con un traje
-¡presente! Contesto ella muy feliz de que por fin alguien pronunciase su nombre, y hubiese molestado en hacerlo bien.

Hemos tenido unos problemas técnicos con las líneas y queríamos asegurarnos de que todo funcionaba como es para que pudieses empezar directamente.
Charlotte ya no quería empezar nada mas, estaba dispuesta a parar.
El hombre no respondió mientras conducía a Charlotte al interior del otro espacio: una sala repleta de cubículos rectangulares y teléfonos, todos iguales.

Era como si el lugar y todos sus ocupantes se encontraban en la punta de la cola de un ser antaño vivo, pero que ahora aparecía tieso y disecad, casi como una pieza de museo.
Markon arranco con su charla. Era todo discurso de orientación, aunque ni mucho menos tan abierto e interactivo como el que pronunciaría el profesor Brain al comienzo de sus clases de Muertologia.

Por el tono de su voz era fácil saber se el logro resultaba digno de encomio o no.
-¿de qué va esto? – le pregunto Charlotte a Pam en voz baja
-se diría que nos hemos graduado y ahora tenemos que hacer prácticas –susurro Pam desde el cubículo.
- aquí es cuando tienes que poner en prueba todo lo que sabes y has aprendido continuo Markon.
El señor Markov era uno de esos tipos impacientes que no toleran con facilidad comentarios sarcásticos de sus subordinados, pero podía leer la confusión en el rostro de los becarios y se sintió obligado a ofrecerles una explicación.
-alguna vez has batallado contigo misma?
Le pregunto
-a diario – reflexiono Suzy Scratcher
-se refiere a mentalmente? – replico Pam, captando la idea antes que los demás.
- exacto – dijo el señor Markon
Cuando estén asustados o confusos o se sienten solos o talvez contemplen la posibilidad de hacer algo, entonces vuestro teléfono sonara.
-¿Cómo el tutor de alcohólicos anónimos de un famoso a algo asi – salto Coc, dejando una vez más que aflorara su antigua adicción a las revistas de cotilleo.
-os brindara la oportunidad de ser útiles, de hace algo bueno por los demás y de comunicar a otros lo que habéis aprendido – añadió el señor Markov
-si, va ser genial poder hablar otra vez con personas vivas! –exclamo Charlotte, dado claras muestras de no haber entendido del todo el concepto.
-no esque vallas hablar con ellos exactamente, Usher
-en realidad es como si fueras como su conciencia.

Charlotte escuchaba escéptica. Sabia sobradamente por haberlo experimentado en sus propias carnes que la simpatía, la empatía hacia los demás, era un don que o se tenía o no.
-se puede tener buenas intenciones pero si te llegas a equivocar en dar un mal consejo o prestar ayuda de forma inapropiada puede que sea peor que no hacer nada. Dijo Marckov.
-así que estamos aquí para perfeccionar nuestras habilidades- agrego entusiasmado Buzzaw Bud.
-y cuando lo consigamos podemos irnos? Dijo Charlotte
-nada te obliga a quedarte dijo Markov te puedes ir cuando tú quieras, es decisión tuya.

Si por ella fuera se hubiera ido en ese mismo instante pero se le ocurrió que, de hacerlo, estaría decidiendo también en nombre de quienes, estaba convencida, la llamarían desesperados.
El hecho es que Markov les había dejado muy claro a Charlotte y al resto de la clase en qué consistía aquello. Tenía un deber de cumplir y no debía tomárselo a la ligera.
Se abrió una puerta y un grupo inundo la sala. Charlotte estaba confundida.
-¿Pam? Grito Charlotte
- es el señor Paroda, mi profe. De música de segundo
A continuación, Silent Violet abandono a su silencio y corrió chillando hacia una anciana.
-abuela – exclamo Violet en tanto abrazar a la mujer del pelo sedoso
Violet hacia un rincón, donde se arrebujaron y empezaron a cotorrear.
Cuando todos hubieran entrado en la habitación, hizo su aparición una figura gloriosa y elegante, solo que esta tenía un aura rosada cortada a medida.

En la habitación todos estaban ya emparejados con parientes.
Pero ahora mientras miraba a su alrededor, entre la multitud, no dio con ninguna que casara con la zuña.

Era un sencillo complejo circular e incluía una manzana en forma de media luna compuesta por lo que parecía casitas adosadas a lo largo del perímetro, cada una de los cuales tenía una etiqueta con el nombre del becario a quien había sido asignada.
Charlotte estaba demasiada distraída para ponerse a busca su nombre entre el grupo de domicilios.

A cierta distancia de los adosados se erguía el edificio en que se encontraba ahora y, frente a él, una más grande de apartamentos. Charlotte trato calcular cual sería la distancia real entre ambos a partir de la escala del plano, su mente ocupada.
Charlotte todavía no había conseguido calcular la distancia exacta, pero era evidente que había un buen trecho entre las viviendas.

Curiosamente el conjunto se le antojo una suerte de enorme cara sonriente, donde los adosados formaban una amplia sonrisa y la torre de apartamentos y el edificio de oficinas, los ojos, vacios, dilatado, indescriptibles, como los suyos.

Todos abandonaron la sala con sus respectivos seres queridos. Almas perdidas desde hacía mucho tiempo, unidas de nuevo. Y lo único que Charlotte parecía haberse reunido de nuevo era con aquel viejo sentimiento de soledad. Sin nadie que le reclamase.
Ni siquiera estaba segura de quien le hubiese gustado encontrarse de nuevo al otro lado. Y sin embargo ella pensaba que si habría alguien.
Cuando la muchedumbre se hubo ido y la puerta se cerró tras la última pareja, Charlotte levanto la vista y vio alguien en quien no había reparado antes: una chica que la miraba sentada desde el otro lado extremo de la habitación.

La chica estaba acicalada de los pies a la cabeza .el largo vestido, estampado con motivos geométricos, pero a Charlotte no le daba gato por liebre.
Todo en ella destilaba autosuficiencia, todo salvo la simpatía sonrisa que le dedico al cruzarse sus miradas.
-hola – dijo la chica con entusiasmo, antes de que Charlotte pudiera preguntarle que hacia allí- soy Matilda, pero puedes llamarle Maddy.
-encantada de conocerte… Maddy – dijo Charlotte agradecida, a la par que un tonto desconcertada por la calidez de Maddy. Después de todo, no se conocían de nada.

Charlotte conocía aquella expresión. Como era eso de tener la mano y ser, bueno, rechazada.
Charlotte vasillo unos instantes, todavía aturdida y levemente desmoralizada por la situación, pero al final consiguió sobreponerse.
-suena tentador vamos.

Maddy sonrió con amabilidad y ambas abandonaron la oficina y se dispusieron a cruzar el patio hacia la enorme y altísima torre circular de apartamentos que les serviría de residencia el tiempo, cuanto no lo sabían, que permaneciese allí estancadas.

Charlotte solo pudo concluir una cosa: fuera lo que fuese aquello que vieron, era todo menos que una escalera al cielo.

Un día mas y la misma rutina Charlotte se paso la tarde mirando por la ventana y se fue a la cama después de otro dia tan aburrido como los demás.

Estaba claro que Maddy era diferente a las demás chicas, pero al menos estaba allí. Para Charlotte significaba mucho todos los demás estarían demasiados ocupados trabajando reuniéndose con sus seres queridos o lo que fuese. Cerró los ojos y se duermio.

A decir verdad pensó Charlotte llevándose el rostro la mano que le quedaba libre y frotándose su siempre suave y palidez tez, la muerte era una crema fabulosa era una pena que no se podía embotellar.

Charlotte asomo la cabeza por fuera del ascensor y empezaba a gritar de nuevo cuando vio a Maddy emerger alegremente por la puerta del apartamento.

Charlotte no tenía demasiado claro a quienes podía estar ella dejando tirados, si a sus compañeros de trabajo o a los que llamaban por teléfono, sobre todo teniendo en cuenta que no parecía que ni unos ni otros estuviese presentándole atención.
Charlotte se aparto cabizbaja y retrocedió por el pasillo sin querer contra la mesa de Pam en el instante mismo en que estaba colgando el teléfono.

Que pasa contigo? Pregunto Pam, sorprendida el inusitado pasotismo de Charlotte. me parece que se te está pegando lo de la nueva.

Charlotte giro la cabeza y lanzo una mirada asesina a los bancarios, que , con disimulo, no perdían ripio de su agarrada con Pam. Al hacerlo, uno a una bajaron los ojos e hicieron ver que trabajaban. Todos excepto Maddy
-como si te importara algo – se quejo Charlotte a Pam mientras se dirigía hacia su mesa- ni a ti ni al resto de nosotros.

En que lo relaciono con mi vida cotidiana?
Pues yo no encuentro como relacionarlo con mi vida ya que yo no me he encontrado en esas situaciones que ha pasado Charlotte.

Critica: bueno pues yo creo que ya era obvio que Charlotte madurara más de lo ella hubiese imaginado, ya que paso por muchas cosas, que al fin y al cabo dolieron pero hubo cierta conciencia, y pues también creo que es muy difícil pensar que no hay nadie quien te espere, como el caso de que todos iban a ver a sus parientes y ella no tenía ni a quien ver ni mucho menos a quien hablarle. Aunque Charlotte tuvo un mal rato, apareció Maddy quien le ofreció una amistad completa y muy sincera.




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