domingo, 28 de marzo de 2010

4,5 y 6

Petula seguía tumbada en la misma camilla en la que la habían colocado los ATS,
desnuda bajo uno de esos camisones blancos de hospital, de talla única y abiertos por la espalda. Scarlet la había acompañado en la ambulancia, evitando las miradas que la acusaban de SPM -Sospechosa de Parricidio Meditado- a la vez que observaba con nerviosismo cómo los técnicos comprobaban sus constantes vitales y trataban de estabilizarla. Tras entrar por la puerta de Urgencias sobre su camilla de ruedas, habían conducido a Petula hasta una sala de observación aislada, apartada del resto de los pacientes que estaban siendo tratados en las salas de Urgencias.

- ¿Qué es, doctora? -rogó Scarlet, inclinándose sobre el cuerpo inerte de Petula.

- De momento, no tengo ni idea -contestó la doctora Patrick-. De lo único que estamos seguros es de que tiene fiebre y no responde a los estímulos. Clínicamente está en coma.

- ¿Está tomando alguna medicación? -continuó la doctora a la vez que procedía a examinar a Petula.

- Pues no de forma regular, no -respondió Wendy Thomas por iniciativa propia.

- No, claro que no -soltó Scarlet al tiempo que se plantaba junto a su madre como una tigresa defendiendo a sus crías-. Esta sala está reservada sólo a la familia, ¿verdad?

- Somos más hermanas suyas que tú Harlot³ -añadió Wendy Anderson. Aquello le dolió porque Scarlet sospechaba que, ya fuese para bien o para mal, era muy probable que tuviese razón.

Kiki Kensington, la madre de Petula y Scarlet, las mandó callar con un movimiento de la mano. La cosa era seria y enseguida quedó patente de quién había heredado Petula y Scarlet su talante brusco, poco dado a andarse con tonterías.

Scarlet puso los ojos en blanco y silenció a las Wendys con una mirada capaz de derretir los polos más rápido que el calentamiento global. No estaba por la labor de dejar que aquellas maliciosas descerebradas extendiesen por Hawthorne el rumor de un posible embarazo de las proporciones del atribuido a la princesa Diana estando Petula como estaba, fuera de combate y completamente indefensa.

- Lo siento, pero es algo que debemos preguntar a todas las mujeres en edad de procrear antes de administrar cualquier tipo de tratamiento o medicación -añadió la doctora Patrick amablemente en consideración hacia la señora Kensington-. Es el protocolo. De todas formas, lo confirmaremos con un análisis de sangre. ¿Por qué no salen todas y descansan un poco? Es posible que no tengamos los resultados hasta dentro de unas horas. Las llamaremos si se produce algún cambio.

La señora Kensington salió para llamar a su ex marido, con Scarlet pisándole los
talones. Scarlet la observó teclear el número, y se quedó un tanto sorprendida. Ni
siquiera sabía que su madre conservase aún su número de teléfono. La tragedia y la
enfermedad tienen una extraña manera de volver a unir a las personas, pensó. Incluso a ex parejas mal avenidas.

Por algún motivo, escuchar aquella conversación hizo que pensara en Charlotte y la
fotografía del acto conmemorativo que apareció en el periódico del instituto. Recordaba perfectamente que en ella no había nadie de la familia de Charlotte. ¿Es que no tenía a nadie que la echara de menos?, recordó que había pensado mientras tecleaba la necrológica. ¿Es que no le importaba a nadie?

Scarlet le dio un abrazo a su madre y se dirigió hacia el ascensor mientras trataba de
localizar a Damen en el móvil.

Las Wendys intercambiaron miradas e inmediatamente sacaron sus iPhones. Acto
seguido, emprendieron una sesión de fotos improvisada para el Facebook, posando
junto al cuerpo inconsciente de Petula. Wendy Anderson ladeó la cabeza de Petula para pegarla a la suya mientras Wendy Thomas se subía a una silla, a fin de obtener la mejor perspectiva aérea posible, y hacía las fotografías.

- No veas la de visitas que vamos a tener. ¿Envía aviso de que hemos agregado nuevas fotos! -exclamó Wendy Thomas mientras agitaban insensiblemente sus PDAs en el aire, apuntando a diestro y siniestro, como linternas en una cueva oscura, tratando de dar con una señal Wifi para así poder colgar el nuevo contenido.


Las Wendys consiguieron las visitas que andaban buscando, y a resultas de ello se
propagó casi al instante la noticia de que Petula estaba hospitalizada. Los chicos de su clase partieron en peregrinación hacia el hospital tan pronto como la página web de las Wendys se cayó por exceso de visitas. No es que quisieran interesarse por su estado o prsentarle sus respetos, no; fueron hasta allí para ver con sus propios ojos a Petula Kensington, inconsciente, en la cama, y prácticamente desnuda. Era un sueño colectivo hecho realidad.


Scarlet no esperó a que llegara el ascensor, en su lugar subió corriendo cuatro tramos de escaleras y llegó arriba en cuestión de segundos.
¿No pueden poner una bombilla menos potente en este cacharro? -preguntó Wendy Thomas a la enfermera, que en ese momento comprobaba el historial de Petula sosteniendo en alto la lámpara-. ¡Da muchísima luz y hace que se le vean unos poros enorme!

Scarlet y su madre pasaron al interior de la habitación cogidas de la mano, para afrontar unidas cualesquiera que fueran las noticias que tenían que darles. La doctora Patrick entró justo detrás de ellas. Abordó el asunto inmediatamente, utilizando ese tono flemático al que de costumbre recurren los médicos cuando las noticias no son buenas.

- Los resultados de la analítica nos han permitido descartar varias cosas, entre ellas un pequeño quiste de ovario que pensamos que podría haberse roto y causado una infección.

-¿Un quiste? ¡Mi abuela tuvo un quiste y tenía dientes! No dientes normales, no,
¡muelas! -dijo Wendy Anderson haciendo auténticos esfuerzos por no echar la primera papilla. Con todo, si Petula tenía un quiste, ellas en secreto también querían uno.

- No obstante, el recuento de glóbulos blancos es alarmantemente elevado y tiene muchísima fiebre -farfulló la doctora Patrick, descartando y tendiendo en cuenta enfermedades, mientras examinaba a Petula a conciencia-. Esta reacción tan aguda tendría que deberse a una causa reciente…

Conforme hablaba, la doctora Patrick retiró la sábana un poco más, de forma que los pies de Petula quedaron al descubierto.

Observó intimidada a su hermana, parcialmente expuesta,
mientras la toqueteaban aquí y allá como a un cadáver en unas prácticas de la Facultad de Medicina, despojada de su esmalte de uñas y de toda dignidad.

- ¡Aquí está! -dijo la doctora señalando su uña.

- Ah-oh… -las Wendys, Scarlet y Kiki tragaron saliva a un tiempo.

- Su hija a contraído una enfermedad por estafilococo -la doctora Patrcik entornó los ojos y se inclinó para mirar de cerca el dedo gordo de uno de los pies de Petula-, en su última pedicura.

- ¿No estaba borracha? -preguntó Scarlet.

- No, estaba perdiendo el conocimiento, y si no llegas a traerla aquí de inmediato, es posible que no lo hubiese contado -dijo la doctora Patrick acomodándose los largos mechones rubio ceniza del flequillo detrás de la oreja-. ¿Ven ese pequeño corte en el dedo?, pues ese es el foco de la infección -dijo la doctora Patrick-. Esos salones de belleza no son nada seguros, por no decir que nada higiénicos.

- ¿Se recuperará? -preguntó la señora K, obviando por completo los ridículos
comentarios de las Wendys.

- Lo sabemos en las próximas veinticuatro horas -respondió la señora Patrick,
ordenando a la enfermera que le triplicara a Petula la dosis de antibiótico.

Scarlet se giró y advirtió el gesto de “preocupación” en el rostro de las Wendys cuando le abrieron otra vía a la paciente, pero sospechó que estaban felices de poder formar parte de una situación tan dramática. Estar tan cerca de Petula en el que quizá podría ser el momento de su muerte las convertía en firmes candidatas para heredar su posición, su “mismidad.

Las Wendys salieron de la habitación, y una vez fuera se agruparon al instante,
discutiendo sobre imaginarios planes de funeral y sobre dónde comprarían sus trajes de luto de alta costura.

- Cada uno expresa su dolor a su manera -comentó la doctora después de que hubieran salido.
Scarlet rodeó a su madre con los brazos.

- De hecho, se trata del momento más crítico. Lo único que podemos hacer es esperar -dijo la doctora Patrick, haciendo que la señora K prorrumpiera en llanto. Scarlet se propuso no moverse de allí para que su madre alguien en quien apoyarse, pero ¿en quién iba a apoyarse ella? Damen seguía desconectado, de todas las formas imaginables.

Al llegar al hospital entró con él a la habitación y lo colgó donde Petula pudiera “verlo”, tal y como su madre le había pedido. Tal vez no surtiera ningún efecto en el estado actual de Petula, pero verlo allí sin lugar a dudas hizo que Scarlet se sintiera menor. Agotada, se desplomó en la silla, se quitó su trenza rockabilly, la lió en forma de almohada y poco a poco concilió el sueño.

Un arrastre de pies la despertó de repente. Eran demasiado pesados para que
perteneciesen a las enfermeras o las auxiliares, pensó. Abrió los ojos y trató de enfocar la mirada.
- ¿Dónde te habías metido? -preguntó Scarlet, incorporando la cabeza del sillón
reclinable de scay verde oliva. Se puso de pie y se acercó a aquella figura conocida que ocupaba el umbral.

- ¿Por qué dices eso? -dijo Damen en voz baja, abrazándola tan fuerte que casi la hizo olvidar sus
penas-. Acabo de llegar a la ciudad y me he venido corriendo para acá. Scarlet no estaba muy segura de si todo era un sueño o no, pero, si lo era, le encantaba.

Pero Scarlet tenía semejante expresión de angustia que Damen concluyó que la respuesta a aquella pregunta en concreto no tenía la menor importancia.

- No te llamé porque estaba empollando para un examen -explicó-. Y -hizo una pausaporque iba a venir de todas formas.

- ¿Qué ibas a venir? -preguntó ella.

- Para el Baile de Bienvenida, era una sorpresa -dijo Damen mientras volvía a
estrecharla entre sus brazos-. Ya sé que no va demasiado contigo, pero te echaba mucho de menos.

Era la primera vez que Scarlet pronunciaba en voz alta su preocupación por el estado de Petula, y el solo hecho de que tan inopinada confesión hubiese brotado de su boca la asustó. Él tiró de ella hacia sí una vez más, le apartó el pelo de sus ojos agotados y, pasado minuto entraron a la habitación.

Damen descorrió la cortina azul y miró Petula -la examinó de arriba abajo, más bien-. Scarlet observó cada uno de sus movimientos buscando algún indicio DE pasión renacida. Desde el Baile de Otoño del año anterior, cuando ella había perdido los nervios. En cierto modo, se había preparado para verla en el Baile de Bienvenida.


Pero verla de aquel modo le resultó triste. Petula era ante todo orgullosa , aunque probablemente no le hubiese importado mostrarse así de expuesta, era más que seguro que le irritaría encontrarse tan disponible.

No puedo quedarme mirándola en este estado y no hacer nada -dijo Scarlet, llegando finalmente al límite de lo que podía soportar.

-Lo sé -trató de reconfortarla Damen.
No, en serio, no pienso quedarme sentada sin hacer nada -dijo Scarlet, rechazando su compasión.
-Tal vez deberías irte a casa y descansar un poco -dijo Damen con dulzura, intuyendo que ella estaba a puntode perder los nervios -. Yo me quedaré.

-No me digas -masculló Scarlet.

-Pero ¿qué pasa contigo? -preguntó Damen.

-Estos médicos no están haciendo nada de nada -dijo Scarlet, tan frustrada como celosa

-. Pero he estado pensando…

-Oh-oh -dijo Damen, reaccionando a la expresión de seriedad en el rostro de Scarlet.

-Puede que conozca la forma de ayudarla -dijo-. Es más quizá yo sea la única persona que pueda.

-¿Y cómo te propones hacerlo? -a Damen le ponía nervioso pensar en lo que Scarlet pudiera tener en mente -. Cuenta con los mejores médicos, especialistas y enfermeras, que hacen cuanto está en sus manos.

Scarlet se lo expuso a Damen.

-Si Petula no está aquí, ¿dónde está entonces? -preguntó.

-Pero sí que está aquí -Damen señaló la cama, tratando a Scarlet como si fuera una niña, o una lunática.

-No me refiero a su cuerpo, eso no es más que un caparazón -le amonestó Scarlet –

Damen se encogió los hombros, no del todo seguro de adónde quería ir ella a parar.

-Mira, ya sé que alma es una palabra que ninguno hemos utilizado jamás en la misma oración que Petula -reconoció Scarlet -, pero hasta ella tiene una.

Damen la cogió de los hombros y la obligó a darse la vuelta empleando más fuerza de la que jamás Scarlet había sentido que emplease con ella.

-No sé lo qué pasó entonces -dijo Damen, que a todas luces había borrado de su mene buena parte de lo sucedido aquella noche -. Pero fuera lo que fuese, se debió al azar. Algo que sólo ocurre una vez en la vida.

-¿Y si su espíritu está ya al otro lado y no es más que cuestión de tiempo que muera y su alma se separe por completo de su cuerpo? ¡Puede que hasta para acabar en el infierno, qué sé yo!

-Scarlet… -dijo Damen con voz suave.

-¿Y si ha entrado en un círculo vicioso? ¡Y si está esperando a que comprueben su
nombre en una maldita lista, y nosotros aquí sin hacer nada más mientras hacen leña con ella!

-Scarlet, necesitas tranquilizarte -dijo Damen, ahora con más contundencia.

-¿Y tú qué sabes lo que yo necesito? -le espetó Scarlet, sorprendiéndose a sí misma con lo que
acababa de soltar por la boca.

Damen se preocupo. Aquellos cambios de humor no eranpropios de ella y empezaba a pensar que tal vez estuviera al borde de un ataque de nervios.

-Lo siento -dijo Scarlet muy seria -. Sólo quiero ayudara Petula. Que sepamos, bien podría estar condenada.

Lo de Scarlet no era sólo teatro, pero tampoco estaba siendo honesta del todo, ni con Damen ni consigo misma. Ambos sabían que la vida de Petula no es que hubiese sido ejemplar que digamos y que las probabilidades de que la esperase un final feliz en laOtra Vida eran cundo menos escasas. Pero el desasosiego de Scarlet no se debía tanto a las deficiencias espirituales de Petula cuanto a su propio sentimiento de culpabilidad. En su mente, ella le había arrebatado a Damen. Y hasta cierto punto la hacía sentirse bien eso de ser ella la que ganase por una vez y que Petula se llevara las sobras. Pero la idea de no poder ya nunca arreglar las cosas entre ambas, pedir perdón, aun cuando en realidad no se arrepintiera de ello, antes de que Petula se fuese directa al infierno en un bolso extragrande, era insoportable.

-Eso no lo sabemos -la animó Damen.

-No, claro que no, pero conozco a alguien que es probable que sí lo sepa -dijo Scarlet, en parte esperanzada y en parte aterrada.

El armario era diminuto, ni mucho menos un armario ropero grande, que es lo que
Petula habría insistido que fuera, de haber estado consciente. Estaba atestado de toallas dobladas, mantas, guantes de látex, camisones abiertos por la espalda, cuñas, vaselina, pomadas de antibiótico triple, vendas y calzas de quirófano. Apenas había espacio para almacenar el material de hospital, y menos aún para dar cabida a Damen y Scarlet. Pero era la única habitación privada disponible.

A él le hubiese gustado más colarse en un baño para darse una rápida sesión de
achuchones, pero el romanticismo era en lo último en lo que podía pensar ahora, buen, casi en lo último. Al fin y al cabo era un tío.

-No te preocupes -susurró Scarlet con un tono muy convincente -. Sé lo que me hago.
qué vas a hacer, chocar los talones de tus Doc Martens tres veces o algo así? -nunca hasta entonces se había mostrado tan frágil ante ella -. Si algo saliera mal…

-¿Qué? -replicó Scarlet esperanzada, rompiendo su concentración por un instante nada más, y dándole pie a declararle su amor imperecedero.
Damen quería decir que la quería, que no podía vivir sin ella, pero de ningún modo podía ponerse en plan Casablanca con ella. Sería demasiado sensiblero, demasiado definitivo.

-¿Qué voy a decirle a tu madre? -le preguntó, en cambio, abrazándola fuerte.

-Dile que volveré -contesto Scarlet, tratando al mismo tiempo de convencerse a sí misma de que así sería.

-¿Prometido?
Aquellas no eran exactamente las palabras que esperaba escuchar, pero lo dicho dicho estaba. A Scarlet empezaban a flojearle las piernas y quería empezar con el conjuro antes de que el sentido común se apoderara de ella.

-¿Podrías, esto, esperar fuera? -le pidió Scarlet a Damen como disculpándose.

-Claro -accedió él nervioso -. Estaré aquí mismo.

Damen cerró la puerta y la sala se quedó a oscuras. Scarlet cerró los ojos yempezó a
hipnotizarse convenciéndose de que estaba con Charlotte. Pensó en su primer encuentro, recordando cada detalle: los vasos de precipitados, el polvo de tiza, Charlotte, el tacto de sus frágiles manos mientras recitaba el encantamiento con la respiración entrecortada. Y enseguida se encontró allí. En ese lugar, en ese preciso momento. Le asustó un poco, pero sentir la presencia de Charlotte tan vívidamente la calmó.

-Tú y yo, nuestras almas son tres -dijo entusiasmada.
Aguardó un instante -o así de deprisa le pareció que fue -y escuchó una voz, reverberando débilmente en la distancia.

-Yo y tú, nuestras almas son dos -susurró en un tono muy familiar.

-Somos yo -terminó Scarlet, y sus ojos se abrieron tanto como su boca.

Damen la oyó golpearse contra las estanterías, se precipitó al interior del almacén y
llegó a tiempo de cogerla antes de que se golpeara contra el suelo. Tenía losojos en
blanco, apenas respiraba y su piel estaba húmeda y fría. Era como si alguien acabase de desconectarla de la corriente.

Damen abrió rápidamente la puerta de un empujón y gritó pidiendo auxilio como si a Scarlet le fuese la vida en ello. Y es que en más de un sentido, así era.

Comentario: pues yo creo que es obvio que Scarlet sienta celos, por Damen. como tambien es obvio que Damen sienta cosas al ver a Petula, ya que ella formo parte de su vida y es inevitable recordar las cosas pasadas entre los dos. por eso scarlet debe comprenderlo, y pues bueno ahora solo hay que ver que pasa con charlotte metiada en Scarlet esperemos que si se cumpla su deceo con Damen.

En que lo puedo relacionar con mi vida?
pues talvez el sentir celos de una persona que ya paso en la vida de el, que talvez ya no es tan importante, pero que llevan los recuerdos, y que al fin de cuantas esos recurdos nunca se van a olvidar.Y menos si fue parte de su vida.

lunes, 22 de marzo de 2010

LOS ARCHIVOS DE OMEGA

Algunas cosas extrañas suceden en este mundo. Su escuchan todo tipo de historias de miedo.
Pero, ¿son verdad? ¿a quién creer? Algunas historias nunca entrar en el periódico, porque los gobiernos quieren mantenerlos en secreto.

Y estas son las historias en los archivos de Omega.
¿Cuántas personas saben acerca de los archivos Omega?
No muchos-tal vez no más de treinta personas en Bruselas.
Hawker y Jude saber acerca de ellos, porque traer un montón de historias que van en los archivos.

Ellos tienen una vida interesante.
Una theyre día en Londres, hablando con un hombre joven.
Hectáreas es una extraña historia que decirles, sobre una empresa de drogas, pero ¿es cierto?
Otro día Ir a Escocia, en busca de monstruo en Loch Ness, pero por supuesto no hay monstruos, hay?
Otro theyre tiempo en una islandin el Océano Pacífico, donde todo el mundo está hablando de una nave espacial. Pero, ¿dónde está la nave espacial? ¿Y quién ha visto realmente? Su todo allí, en los archivos de Omega. Había dos de ellos. Hawker y Judas. No tenían otros nombres.

Justo Hawker y Jude Eran jóvenes, rápido e inteligente. Trabajaban para Edi, en el Gobierno europeo. Usted K ahora sobre la CIA estadounidenses y en Russiands KGB? Bueno esto fue EDI-el Departamento Europeo de la inteligencia. Los grandes secretos. Secretos muy extraños.

Los secretos de los archivos de Omega. No reciben dentro de periódicos, y la mayoría de la gente nunca oímos hablar de ellos. La mayoría de la gente no era conocible sobre EDI. En los primeros años Hawker y Jude viajado mucho. Bruselas, Estrasburgo, Roma, Nueva Delhi, Washintong ... Norte de África, América del Sur, Australia. . . Ni casa, ni familia, sólo trabajo. Trabajaban para el hombre superior en la oficina de Bruselas del EDI, y sólo para él. Fue llamado Arla. Nadie sabía su nombre real, o mucho de él. Algunos dijeron que era letona, otros dicen que era de otro planeta.

El siempre le dio duro a los puestos de trabajo Hawker y Judas.
L a puestos de trabajo con las preguntas, pero no muchos Archivos de respuestas. El omega Cuando los conocí, muchos años después, Hawker y Judas eran unos setenta años mayor. El vivía muy tranquilamente, en una casita blanca en una isla griega. Habían salido a caminar, natación, pesca, sino que estaba sentado en el sol, y dormía un mucho. Al principio, dindnt quiere hablar de su trabajo.

¡No podemos, dijo Jude. Nuestro trabajo era secreto. Su todo en los archivos del gobierno, y nadie puede leerlos. Después de treinta años me dijo que la gente puede leer todos los archivos secretos del gobierno.

No estos archivos Hawker dijo. Sus cien años antes de que la gente puede leer los archivos de EDI Me miró. Pero no es necesario leer los archivos que dije que puedo conseguir las historias de usted. Y lo hice. Éstos son algunos de ellos.

sábado, 20 de marzo de 2010

Titulo: Ghostgirl “el regreso”

Autor: Tonya hurley

Biografía:

Tonya Hurley triunfó el año pasado con la novela juvenil Ghostgirl (Alfaguara /Empúries), que narraba las peripecias de Carlotte Usher, una adolescente que se sentía invisible en el instituto y que un buen día pasó a serlo de verdad: se atragantó con un osito de goma y murió. Sin embargo, lejos de preocuparse, la joven aprovechó su nuevo estado para ser mucho más creativa y luchar por lo que siempre había soñado: ser popular. Ahora, un año después, Hurley rescata a los mismos personajes y se adentra en una nueva aventura: Ghostgirl. El regreso (Alfaguara / Estrella Polar). En esta ocasión, Charlotte trabaja en una centralita telefónica del Más Allá atendiendo llamadas de adolescentes con problemas. Una de esas llamadas es de su amiga Scarlet, que se adentra en el mundo de los muertos con la intención de recuperar el alma de su hermana Pétula, que se encuentra en coma después de sufrir un accidente haciéndose la pedicura. Aventuras, amor y mucho humor están asegurados en esta fantasmagórica historia. Como reza la contraportada del libro: “Morirse de aburrimiento no es una opción”.
...aunque se origine en la etapa estudiantil, el sentimiento de invisibilidad puede perdurar durante toda la vida


PERSONAJES PRINCIPALES: Charlotte, Pam y Prue.

PERSONAJES SECUNDARIOS: Coco, Manddy, señor Markon

CONTEXTO HISTORICO: Una vida después de la muerte

CONTEXTO GEOGRAFICO: “el colegio de los muertos” muertologia.



RESUMEN

Morirse de aburrimiento no era una opción. Charlotte ya estaba muerta.
-esto no es vida-gruño Charlotte, lo bastante alto como para que que Pam y Prue, que ocupaban sendos cubículos cercanos, lo oyeran.
Pam y Prue continuaron parloteando muy ocupadas, y Charlotte lanzo a su aparto a una mirada de resentimiento.

Todos los teléfonos, y los cubículos, eran idénticos. De color rojo sangre. Sin teclado, sin posibilidad de marcar una llamada saliente. Solo las recibía.
No es que la llamada la hubiera pillado en el pasillo y no hubiese llegado a tiempo o algo por el estilo. No había sonado jamás.
-quizá este mal conectado – se quejo Charlotte. Tendido sus brazos sobre la mesa y apoyo la cabeza en ellos, como un huevo pálido y frágil arrebujado en un nido.
Pasar día tras día allí sentada, incomunicada, era algo terriblemente frustrante para Charlotte.
-menuda lata ¿he?- dijo Manddy, asomando su encrespada cabeza sobre la división que las separaba.

Charlotte asistió decaída y justo cuando empezaba a armarse de valor para hablar, el teléfono de Manddy sono. Otra vez.

Con todo, trato de mantenerse el rostro impasible, el mas puro estilo de un adolecente de la realeza británica que asiste a un besamanos creyéndose explotado.
Si algo había aprendido era que su conducta importaba, sobre todo si la estaban observando.
Enderezo la espalda, cruzo las piernas a la altura de los tobillos, plego sus huesudos dedos sobre los muslos, frunció los labios en una rigida sonrisita y prosiguió con…la espera.

Charlotte se puso a cavilar, algo que últimamente, hacia con excesiva frecuencia.
Atragantarse con aquel osito de goma y morir en clase lo había cambiado todo, pero no del todo era malo. La muerte hizo posible que madurara como persona mucho más de lo que hiciera su vida. Aprendió a avalorar el trabajo en equipo, el altruismo y el sacrificio gracias a sus compañeros de muertologia, y el apoyo incondicional del profesor Brain. Incluso consiguió ir al baile con Damen y lo más importante, encontró una amiga intima, una alma gemela, Scarlet , una conexión que había estado buscando toda la vida.

La vida en el otro lado no era un mucho menos lo que Charlotte esperaba. Empezó a repasar la lista de lo que se suponía debería ocurrir y no había ocurrido.
A su llega recordó a los chicos de muertologia tuvieron que esperar en una sala monocroma vacía, como la celda de una prisión pero sin abarrotes.
Uno a uno sus compañeros fueron llamados e invitados as traspasar una anodina puerta de acero, como en su vida Charlotte fue la última de todos.
-Usher –le llamo por fin el señor Markov, un hombre que gastaba gafas de concha e iba ataviado con un traje
-¡presente! Contesto ella muy feliz de que por fin alguien pronunciase su nombre, y hubiese molestado en hacerlo bien.

Hemos tenido unos problemas técnicos con las líneas y queríamos asegurarnos de que todo funcionaba como es para que pudieses empezar directamente.
Charlotte ya no quería empezar nada mas, estaba dispuesta a parar.
El hombre no respondió mientras conducía a Charlotte al interior del otro espacio: una sala repleta de cubículos rectangulares y teléfonos, todos iguales.

Era como si el lugar y todos sus ocupantes se encontraban en la punta de la cola de un ser antaño vivo, pero que ahora aparecía tieso y disecad, casi como una pieza de museo.
Markon arranco con su charla. Era todo discurso de orientación, aunque ni mucho menos tan abierto e interactivo como el que pronunciaría el profesor Brain al comienzo de sus clases de Muertologia.

Por el tono de su voz era fácil saber se el logro resultaba digno de encomio o no.
-¿de qué va esto? – le pregunto Charlotte a Pam en voz baja
-se diría que nos hemos graduado y ahora tenemos que hacer prácticas –susurro Pam desde el cubículo.
- aquí es cuando tienes que poner en prueba todo lo que sabes y has aprendido continuo Markon.
El señor Markov era uno de esos tipos impacientes que no toleran con facilidad comentarios sarcásticos de sus subordinados, pero podía leer la confusión en el rostro de los becarios y se sintió obligado a ofrecerles una explicación.
-alguna vez has batallado contigo misma?
Le pregunto
-a diario – reflexiono Suzy Scratcher
-se refiere a mentalmente? – replico Pam, captando la idea antes que los demás.
- exacto – dijo el señor Markon
Cuando estén asustados o confusos o se sienten solos o talvez contemplen la posibilidad de hacer algo, entonces vuestro teléfono sonara.
-¿Cómo el tutor de alcohólicos anónimos de un famoso a algo asi – salto Coc, dejando una vez más que aflorara su antigua adicción a las revistas de cotilleo.
-os brindara la oportunidad de ser útiles, de hace algo bueno por los demás y de comunicar a otros lo que habéis aprendido – añadió el señor Markov
-si, va ser genial poder hablar otra vez con personas vivas! –exclamo Charlotte, dado claras muestras de no haber entendido del todo el concepto.
-no esque vallas hablar con ellos exactamente, Usher
-en realidad es como si fueras como su conciencia.

Charlotte escuchaba escéptica. Sabia sobradamente por haberlo experimentado en sus propias carnes que la simpatía, la empatía hacia los demás, era un don que o se tenía o no.
-se puede tener buenas intenciones pero si te llegas a equivocar en dar un mal consejo o prestar ayuda de forma inapropiada puede que sea peor que no hacer nada. Dijo Marckov.
-así que estamos aquí para perfeccionar nuestras habilidades- agrego entusiasmado Buzzaw Bud.
-y cuando lo consigamos podemos irnos? Dijo Charlotte
-nada te obliga a quedarte dijo Markov te puedes ir cuando tú quieras, es decisión tuya.

Si por ella fuera se hubiera ido en ese mismo instante pero se le ocurrió que, de hacerlo, estaría decidiendo también en nombre de quienes, estaba convencida, la llamarían desesperados.
El hecho es que Markov les había dejado muy claro a Charlotte y al resto de la clase en qué consistía aquello. Tenía un deber de cumplir y no debía tomárselo a la ligera.
Se abrió una puerta y un grupo inundo la sala. Charlotte estaba confundida.
-¿Pam? Grito Charlotte
- es el señor Paroda, mi profe. De música de segundo
A continuación, Silent Violet abandono a su silencio y corrió chillando hacia una anciana.
-abuela – exclamo Violet en tanto abrazar a la mujer del pelo sedoso
Violet hacia un rincón, donde se arrebujaron y empezaron a cotorrear.
Cuando todos hubieran entrado en la habitación, hizo su aparición una figura gloriosa y elegante, solo que esta tenía un aura rosada cortada a medida.

En la habitación todos estaban ya emparejados con parientes.
Pero ahora mientras miraba a su alrededor, entre la multitud, no dio con ninguna que casara con la zuña.

Era un sencillo complejo circular e incluía una manzana en forma de media luna compuesta por lo que parecía casitas adosadas a lo largo del perímetro, cada una de los cuales tenía una etiqueta con el nombre del becario a quien había sido asignada.
Charlotte estaba demasiada distraída para ponerse a busca su nombre entre el grupo de domicilios.

A cierta distancia de los adosados se erguía el edificio en que se encontraba ahora y, frente a él, una más grande de apartamentos. Charlotte trato calcular cual sería la distancia real entre ambos a partir de la escala del plano, su mente ocupada.
Charlotte todavía no había conseguido calcular la distancia exacta, pero era evidente que había un buen trecho entre las viviendas.

Curiosamente el conjunto se le antojo una suerte de enorme cara sonriente, donde los adosados formaban una amplia sonrisa y la torre de apartamentos y el edificio de oficinas, los ojos, vacios, dilatado, indescriptibles, como los suyos.

Todos abandonaron la sala con sus respectivos seres queridos. Almas perdidas desde hacía mucho tiempo, unidas de nuevo. Y lo único que Charlotte parecía haberse reunido de nuevo era con aquel viejo sentimiento de soledad. Sin nadie que le reclamase.
Ni siquiera estaba segura de quien le hubiese gustado encontrarse de nuevo al otro lado. Y sin embargo ella pensaba que si habría alguien.
Cuando la muchedumbre se hubo ido y la puerta se cerró tras la última pareja, Charlotte levanto la vista y vio alguien en quien no había reparado antes: una chica que la miraba sentada desde el otro lado extremo de la habitación.

La chica estaba acicalada de los pies a la cabeza .el largo vestido, estampado con motivos geométricos, pero a Charlotte no le daba gato por liebre.
Todo en ella destilaba autosuficiencia, todo salvo la simpatía sonrisa que le dedico al cruzarse sus miradas.
-hola – dijo la chica con entusiasmo, antes de que Charlotte pudiera preguntarle que hacia allí- soy Matilda, pero puedes llamarle Maddy.
-encantada de conocerte… Maddy – dijo Charlotte agradecida, a la par que un tonto desconcertada por la calidez de Maddy. Después de todo, no se conocían de nada.

Charlotte conocía aquella expresión. Como era eso de tener la mano y ser, bueno, rechazada.
Charlotte vasillo unos instantes, todavía aturdida y levemente desmoralizada por la situación, pero al final consiguió sobreponerse.
-suena tentador vamos.

Maddy sonrió con amabilidad y ambas abandonaron la oficina y se dispusieron a cruzar el patio hacia la enorme y altísima torre circular de apartamentos que les serviría de residencia el tiempo, cuanto no lo sabían, que permaneciese allí estancadas.

Charlotte solo pudo concluir una cosa: fuera lo que fuese aquello que vieron, era todo menos que una escalera al cielo.

Un día mas y la misma rutina Charlotte se paso la tarde mirando por la ventana y se fue a la cama después de otro dia tan aburrido como los demás.

Estaba claro que Maddy era diferente a las demás chicas, pero al menos estaba allí. Para Charlotte significaba mucho todos los demás estarían demasiados ocupados trabajando reuniéndose con sus seres queridos o lo que fuese. Cerró los ojos y se duermio.

A decir verdad pensó Charlotte llevándose el rostro la mano que le quedaba libre y frotándose su siempre suave y palidez tez, la muerte era una crema fabulosa era una pena que no se podía embotellar.

Charlotte asomo la cabeza por fuera del ascensor y empezaba a gritar de nuevo cuando vio a Maddy emerger alegremente por la puerta del apartamento.

Charlotte no tenía demasiado claro a quienes podía estar ella dejando tirados, si a sus compañeros de trabajo o a los que llamaban por teléfono, sobre todo teniendo en cuenta que no parecía que ni unos ni otros estuviese presentándole atención.
Charlotte se aparto cabizbaja y retrocedió por el pasillo sin querer contra la mesa de Pam en el instante mismo en que estaba colgando el teléfono.

Que pasa contigo? Pregunto Pam, sorprendida el inusitado pasotismo de Charlotte. me parece que se te está pegando lo de la nueva.

Charlotte giro la cabeza y lanzo una mirada asesina a los bancarios, que , con disimulo, no perdían ripio de su agarrada con Pam. Al hacerlo, uno a una bajaron los ojos e hicieron ver que trabajaban. Todos excepto Maddy
-como si te importara algo – se quejo Charlotte a Pam mientras se dirigía hacia su mesa- ni a ti ni al resto de nosotros.

En que lo relaciono con mi vida cotidiana?
Pues yo no encuentro como relacionarlo con mi vida ya que yo no me he encontrado en esas situaciones que ha pasado Charlotte.

Critica: bueno pues yo creo que ya era obvio que Charlotte madurara más de lo ella hubiese imaginado, ya que paso por muchas cosas, que al fin y al cabo dolieron pero hubo cierta conciencia, y pues también creo que es muy difícil pensar que no hay nadie quien te espere, como el caso de que todos iban a ver a sus parientes y ella no tenía ni a quien ver ni mucho menos a quien hablarle. Aunque Charlotte tuvo un mal rato, apareció Maddy quien le ofreció una amistad completa y muy sincera.




sábado, 6 de marzo de 2010

Prepositions places

1.-The popocatepetl is back the trees
2.-The trees is beside the fishes
3.-The birds is on the iztlacihuatl
4.-The iztlacihuatl is in front of the river
5.-The river is beside the pigs
6-.The pigs is beside the cow
7.-The cow is back the house
8.-The montain is back the house
9.-The road is beside the fence
10.-The car is beside the fence
11.-The truck is on the road
12.-The fishes is in the sea
13.-The star is in the sea
14.-The turtle is in the sea
15.-The octapuss is the sea
16.-The octapuss is in the middle os the fishes and star
17.-The turtle is under fishes
18.-The fishes is beside the middle of the octapuss
19.-The star is in the middle of the octapuss and turtle
20.-The road is the beside the sea
21.-The fence is beside the house