lunes, 14 de diciembre de 2009

19, 20 y 21

La tensión se podía cortar con cuchillo y Charlotte se moría de ganas de enfrentarse a Scarlet por lo ocurrido con Damen y el pastelillo, pero pensó que mejor era no menearlo, no fuera Scarlet a vetarle su cuerpo otra vez.

Necesitada de aprobación, Charlotte se acercó a la guitarra de Scarlet y apretó los dedos contra la afilada maraña de cuerdas retorcidas del clavijero

Las dos desviaron su atención hacia el televisor de plasma historiadamente enmarcado y fijado a la pared de Scarlet, donde ahora se promocionaba un programa para buscar pareja.

A la mañana siguiente, Scarlet y Charlotte resolvieron poner en práctica su jueguecito en la piscina del colegio con tiempo, antes de que comenzaran las clases de Gimnasia.

Las únicas luces que aparecían encendidas eran las que quedaban bajo el agua, de forma que los tímidos haces de luz se refractaban por el recinto de hormigón creando un marco de lo unís siniestro. Los vapores del cloro y el moho enrojecieron los ojos de Scarlet, aunque muy levemente.

—Muy bien, entonces, igual que en la tele, haremos turnos para estar con él. Yo iré primero, luego cambiamos, y veremos a cuál de las dos «corresponde» —dijo Scarlet.

—No es justo. Este sitio es tan oscuro… Tan lúgubre… Tan… cómo tú —dijo Charlotte paseando la mirada por el recinto—. No te hacía yo una fanática de la natación.

—No estamos aquí por el agua —dijo ella, que encendió el iPod y lo insertó en su reproductor estéreo LifePod que además le servía de bolsa de bandolera. La música reverberaba en las paredes de cemento y en el suelo alicatado lo mismo que si fueran los de una discoteca—. Estamos aquí por la acústica.

—¿Y a mí eso de qué me sirve? —preguntó Charlotte.

¡Lo siento, no te oigo! —chilló Scarlet, subiendo el volumen de la música todavía más.

El crujido de la puerta al abrirse atrajo la atención de ambas. Damen atravesó el umbral oscurecido, escuchó la música atronadora y caminó hacia ella.

Charlotte se esfumó rápidamente y reapareció luego en lo alto del trampolín, para observar la escena que se desarrollaba más abajo.

Se sentó al lado de ella en la grada. La luz de la piscina despedía un resplandor sobrecogedor que los rodeaba como lava en la boca de un volcán. Las sombras de la ondulación del agua bailaban sobre el rostro de Scarlet hipnotizando a Damen, que se esforzaba por sacarse unas palabras de la cabeza y hacerlas brotar de su boca.

—Yo-yo estaba esperando una oportunidad para decirte… —tartamudeó.

Charlotte estaba fuera de sí. Temiéndose lo que pudiera decirle a Scarlet, se lanzó en picado desde su percha y la poseyó antes de tiempo.

Scarlet salió expelida de su cuerpo y fue a aterrizar junto al borde de la piscina, confusa al principio y, luego, solamente furiosa.

—Espero que no sea que te da miedo el agua… —dijo Charlotte, atajando su discurso y prosiguiendo con la conversación deprisa y corriendo. Sin esperar a la respuesta de él, Charlotte se fue despojando de la ropa seductoramente hasta quedarse en el top vintage de Scarlet y el culotte a juego, y acto seguido se lanzó al agua.

Damen se arrancó la camiseta, se sacudió las chanclas y se zambulló detrás de ella.

Scarlet estaba paralizada de desolación e ira. No podía creerse lo bajo que había caído Charlotte en el buen sentido de la palabra.

Ambos salieron disparados hacia el extremo opuesto ele la piscina, chapoteando con brazos y piernas. Él podía haber ganado fácilmente, pero no se trataba de eso. Charlotte nadaba con tanto empeño que aminoró, admirado por el espíritu competitivo y la determinación de ella, y ambos tocaron la pared al mismo tiempo.

Scarlet se sumergió en el agua, se impulsó contra la pared y nadó hasta él. Cuando lo alcanzó, rozó levísimamente su cuerpo contra el de Damen.

Damen cerró los ojos. Scarlet le empujó juguetonamente contra la esquina y le plantó un potente beso en sus húmedos labios.

—A ver. Compara ése a… —dijo Scarlet mientras le hacía un gesto a Charlotte para que ésta entrara en su cuerpo.

—… a éste —dijo Charlotte rematando la frase.

Charlotte se acercó para besarle, pero la hermosura de sus rasgos la cogió desprevenida, y vaciló. Comenzo a besarle suavemente el cuello, ascendiendo despacio, provocándole, provocándose. Abrió los ojos para mirar sus labios antes de besarlos, pero le faltó poco para tragarse la lengua cuando vio a Prue flotando junto a la piscina.

Scarlet, consciente de que prefería la humillación delante de todo el instituto antes que presenciar cómo Prue descargaba su cólera sobre Charlotte, se dejó llevar por el pánico y recuperó su cuerpo.

El remolino aumentó su presión hasta que una ola se levantó sobre el bordillo, desbordó la piscina y fue a estrellarse contra el tabique que separaba la piscina del gimnasio. El torrente de agua hizo vibrar la pared, se filtró por debajo y entró en el gimnasio. Los chicos vivos que se encontraban en clase de Gimnasia repararon en la inminente inundación que avanzaba poco a poco hacia ellos y corrieron rumbo a las salidas.

Lo peor, no obstante, fue el momento en el que el tabique se vino abajo como en un efecto dominó. Scarlet y Damen quedaron a la vista de todos, abrazados, aferrándose el uno al otro como a la vida, lo mismo que dos náufragos del Titanic escupidos a la orilla por un mar desatado.

Scarlet parecía avergonzada y dolida, pero trató de ocultarlo como pudo. Charlotte la miró con pena.

Petula y Scarlet se quedaron mudas de asombro. Hasta a Damen le sorprendió haber soltado la proposición.

Scarlet, aturdida por la paliza verbal y física que acababa de encajar, se alejó sin mediar palabra. Mientras se secaba, Charlotte se le apareció.

Scarlet volvió la cabeza, incapaz de mirar a Charlotte a la cara, y siguió escurriendo su ropa. Al hacerlo, cayeron unas gotas ante el rostro de Charlotte, casi como si llorara, que era lo que más deseaba hacer en ese momento.

La lluvia inclemente atravesaba a Charlotte y se precipitaba al suelo mientras caminaba melancólicamente por la calle oscurecida lamentándose de su mala suerte. Deseó sentir la fría llovizna contra su cuerpo de nuevo, pero no podía.

No sólo estaba triste, sino celosa además. Se sentía excluida. Su plan para conquistar el amor de Damen y el respeto de Petula le había estallado en las manos, y ello era en gran parte culpa suya. En gran parte, claro está, porque también había tenido parte de culpa Scarlet, ¿o no? Y Prue. En ningún momento tuvo intención de que las cosas salieran como en efecto lo habían hecho, se justificó Charlotte. No eran más que —¿cómo llaman a las bajas los militares?— «daños colaterales».

El crepúsculo dio paso a la noche y la noche a la noche cerrada mientras ella proseguía sin rumbo por las gélidas calles bajo la atenta mirada de los gabletes que se alzaban majestuosos por doquier. De encontrarse solo en plena noche recorriendo penosamente oscuros callejones y bocacalles, otro no habría cesado de volver atrás la cabeza, pero lo único que podía temer Charlotte era la constatación de que sus sueños jamás se harían realidad.

Mientras pasaba bajo un viaducto de piedra y atravesaba un macizo de árboles muertos estrangulados por enmarañadas trepadoras, no podía dejar de obsesionarse con Damen y Scarlet —se encontraban bajo la misma luna que ella— y de preguntarse qué estarían haciendo.

El pensamiento empezaba a reconcomerla por dentro cuando, de manera inexplicable, se halló en el exterior de la casa de Damen. Era un lugar hasta el que había pedaleado muchas veces en verano. Necesitaba ver que dormía, que estaba solo y que, de momento, no sucedía nada entre él y Scarlet. Necesitaba, como mínimo, ese tanto de paz de espíritu.

Charlotte avanzó con sigilo hasta el pie de su ventana y lo vio allí, bañado por la luz de la luna, dormido en su cama doble.

Nunca antes había estado en el dormitorio de un chico, y menos en el de un chico como Damen, y para su sorpresa descubrió que era tal y como imaginaba. Dormía bajo una estantería con CD, trofeos y su equipo de música, que sonaba tan

Charlotte salió volando hasta quedar de espaldas contra la pared y observó con impotencia cómo él se incorporaba en la cama, el cuerpo chorreándole sudor, presa de la agitación en un estado postraumático. Ella había penetrado en su sueño, pero no de la forma en que él penetraba en el suyo.

—Soy su pesadilla —admitió mientras huía de su dormitorio.

Para ella no había salida. Ni consuelo. Había agotado todas las posibilidades y todas sus esperanzas se habían disipado, arrastradas por la intensa lluvia y el sudor nocturno de Damen.

Prue dio media vuelta y se marchó toda enfurruñada, sin apenas dirigirle una mirada a Charlotte y cerrando telequinésicamente la puerta de golpe tras de sí, de modo que les dejó bien claro a ambos lo que opinaba de Charlotte.

No contenta con ello, Prue volvió a la puerta, pegó la cabeza al cristal y se deslizó hacia abajo, dejando un rastro baboso en su mofa de la muerte de Charlotte.

Charlotte recapacitó e hizo una pausa a la vez que crecía su desesperación.

—No sé lo que hago —admitió—. Estoy fracasando en todo lo que me importa. Ni baile, ni Damen, ni amigos, ni casa, ni vida —dijo Charlotte, sincerándose por completo, con la esperanza de obtener alguna respuesta y algo de ayuda.

—Tal vez sea ésa la lección, Charlotte —sugirió Brain—. Debes dejar de vivir y empezar a morir. Estás negando la realidad.

—Intento pasar página, pero cada elección que hago es la errónea —dijo con abatimiento—. Me había esforzado tanto para conseguir ese Beso de Medianoche… digo, la resolución —se delató.

—¿Beso de Medianoche? —preguntó el profesor Brain, que empezaba a encajar piezas—. Charlotte, ¿es que hay alguien que puede verte?

El silencio de Charlotte le dijo a Brain cuanto necesitaba saber.

—¿Te has parado a pensar que ser vista implica mucho más que conseguir lo que quieres? —preguntó aproximándose a ella.

—¿A qué se refiere? —preguntó Charlotte.

—Tus elecciones nos afectan a todos, Charlotte, y no sólo a ti —dijo Brain con gravedad—. La interacción con los vivos está, casi sin excepción, estrictamente prohibida. El riesgo es demasiado grande para ellos… y para nosotros.

Entre tanto, Charlotte tenía un pequeño, pero no por ello menos importante, asunto que resolver. Scarlet. Seguían sin hablarse, y sin su cooperación nada era posible.

Justo entonces, resonó en los pasillos vacíos del instituto el siguiente anuncio del director Styx:

Que se había cancelado el baile de otoño por lo que había pasado en el gimnacio.

Había sido una ingenuidad pensar que vengarse de Petula sería motivación suficiente para Scarlet, pero lo que Scarlet no podía reconocerle a Charlotte ni reconocerse del todo a sí misma era lo entusiasmada que estaba ante la perspectiva de ir al baile con Damen.

Esa noche, Scarlet se coló tan tranquila en la reunión de la Comisión de Fiestas y se dirigió a los asistentes.

En la sala reinó el silencio y cuantos allí había apoyaron sus respectivos refrescos, intrigados por lo que Scarlet tenía que contar.

Scarlet exponía simultáneamente su propuesta en la otra punta de la ciudad.

Scarlet y Charlotte no perdieron el tiempo por temor a que cualquiera de las partes cambiara de opinión e inmediatamente se pusieron a arrear al personal para hacer todos los preparativos de cara al baile.

Scarlet decidió hacer otra intentona para investigar a Prue. Había llegado a la conclusión de que el saber es poder y quería estar preparada. Volvió a teclear «Prue», si bien en esta ocasión armada con la contraseña —«listo parai mprimir»— de su supervisor de prensa, el profesor Filosa, la cual había «obtenido» del cajón de su mesa.

Comentario: pues sigo con lo mismo creo que no se vale que Sacrlet se aproveche, de lo que Charlotte logro hacer, aunque ya viéndolo por otro lado, bienm sabemos que Charlotte no va a lograr nada estando muerta.

En que lo relaciono con mi vida cotidiana? Pues en que realidad esa problemática con las amigas por los chicos si suele pasar lo sabré yo.

EL INTERNET

Esto se describe como una única red global TCP/IP surgió en diciembre de 1974, con la publicación del RFC 675, un documento de trabajo escrito por Vinton Cerf, Yogen Dalal y Carl Sunshiine, de la universidad Stanford, en el cual se explican los criterios de diseño del TCP.

El enlace se realizo por medio de una línea telefónica conmuta. La primera red de computadoras de area amplia, sin embargo, data de 1965, y Nacio cuando Roberts conecto una computadora TX2 Que estaba en Massachusetts con una Q-32.

En la década 50 cada uno buscaba lograr ventajas tecnológicas y militares antes que el otro. El uso de la información era vital y para trasmitirla, se necesitaba un sistema de comunicaciones eficiente, rápido y resistente.

Una red compuesta fue la solución que le idearon los estadunidenses, en la que todos los nudos tuvieran la misma capacidad de respuesta, de modo a que si uno era destruido o su actividad se interrumpiera, el tránsito de información de los demás no se viera afectado.

Leonard Kleinrock, del instituto tecnológico de Massachusetts publico a principios de los años 60 el primer trabajo sobre conmutación de paquetes de información, se trataba de la esencia del mecanismo de internet . Joseph Carl R. Licklider y Robert W. Respectivamente, dos trabajos en los que proponía la coexistencia de los hombres y las computadoras en perfecta simbiosis de modo a que las maquinas tuvieran las mismas funciones que una biblioteca.

Con esas bases se llevo a cabo un proyecto de red de computadoras, que tomo el nombre de ARPAnet y se estableció el 21 de noviembre de 1969 entre la universidad de california de los Ángeles y la universidad Stanford. Sin dejar de mencionar aquí a Douglas Carl Engelbart, doctor en ingeniería eléctrica por la Universidad de Berkeley, quien entonces trabajaba en Stanford y se convierto en una joya para el desarrollo de este nuevo sistema de comunicación, ya que gracias a el tenemos el mouse y del hipertexto.

Michael Hart, en 1971, creo un el proyecto Gutenberg y transcribió la Declaracion de Independencia de los EE.UU. en texto electrónico, poniéndola a la disposición de todos los usuarios. Este fue el nacimiento de la primera biblioteca virtual, un proyecto integrado por voluntarios transcriptores.

Después se reprodujo en Inglaterra el modelo del Proyecto Gutenberg, cuando se creó la primera red internacional de paquetes conmutados- IPSS- que para 1981, ya se había expandido por Europa.

En este punto sobresale la organización Europea para la investigación nuclear.

Desde luego habían mas sistemas DE HIPERTEXTO funcionando en esa época, pero el sistema w w w presentaba una diferencias importantes, como el empleo exclusivo de enlaces unidireccionales la cual el usuario podía ligarse a la información sin necesidad de ninguna acción del dueño del recursos.

Una vez obtenido el lenguaje y la información, solo hacía falta conseguir un navegador que permitiera visualizarla.

Netscape desarrollo Mozilla (un navegador) América Online también colaboro en el desarrollo del navegador y lanzo las versiones posteriores basadas en el proyecto.

La idea era lograr una navegador mas ágil más rápido, se le llamo Phoenix.

En el 2004 existía Firefox para Windows, Linux y Mac.

Sin duda alguna el internet es maravilloso…